Si un superior jerárquico se acercara a mí en el trabajo, y me
dijera que no se me permite disfrutar de un derecho -a conciliar la
vida familiar y laboral- que la ley me reconoce, mientras que otros
compañeros sí lo disfrutan, me sentiría discriminado.
Si ese superior me tratara como un imbécil dándome una
justificación absurda y pueril para privarme de ese derecho, a la
vez que me culpabiliza de no sé cuántos males y, además, lo hace
público, me sentiría, posiblemente, vejado y humillado.
Pero si ese superior fuera un alto cargo de la Consejería de
Educación de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, y los
perjudicados fueran los profesores de primaria o secundaria, pues tal vez estaría
acostumbrado a ser vejado y humillado y tampoco pasaría nada por una
más.
El pasado 1 de enero de este año entró en vigor en Castilla-La Mancha una norma
interna que básicamente suprime el derecho de acudir a las tutorías
de sus hijos a profesores que sean padres. Pueden leer la circular que se envió al profesorado aquí.
Hay que leerla -y alucinar- para entender lo que expongo a continuación.
No creo que sea necesario entrar en la argumentación con la que
se justifica la medida, ratificada además por un juzgado. Cualquier
ser humano con más de 5 años y una capacidad de raciocinio normal
se daría cuenta de la ridiculez de la justificación que se da.
Aunque bien pensado, como de raciocinio andamos más bien escasos
en este país, voy a dar una pista. A ver si alguien me explica cómo un profesor y padre -o profesora y madre- que trabaja, digamos en... Campo
de Criptana, con más de 20 horas lectivas y, por consiguiente, sin
apenas huecos “sin alumnos” en su horario, puede encontrar ese
“momento más adecuado” para viajar al colegio de sus hijos en,
digamos... Ciudad Real capital... por ejemplo... asistir a la tutoría -que por
supuesto coincidirá fácilmente con el “momento más adecuado” del tutor-, y
volver después a Campo de Criptana, todo ello, sin perder una clase.
Igual han inventado ya los viajes en el tiempo y no me he
enterado. Y el Juez ese de Cuenca y el Inspector General de Educación
lo saben, y claro, por eso esta norma. Desde el pasado 1 de enero los
profesores de Castilla-La Mancha deben estar pasándoselo pipa
saltando en el tiempo una y otra vez desde los portales temporales
que ya debe haber funcionando en colegios e institutos.
A ver cuándo me ponen un portal de esos en mi curro.
En fin, bromas aparte, la única explicación que me viene a la
mente sobre la imposición de esta norma aberrante es la obvia: es
por joder. Con perdón.
Nuestros dirigentes desprecian y aborrecen
la Educación y, por extensión, a los profesores. Siempre ha sido
así, y así sigue siendo.
Y si hay algo a lo que un político tiene miedo, pavor diría yo,
es a un pueblo bien educado, sabio, racional. ¿De dónde saldrían
sus votos si los ciudadanos supieran y razonaran?
Así que nuestros políticos, siguiendo la tradición caciquil característica de nuestra región, se dedican a vejar y humillar a los
profesores y, de paso, a empeorar sus condiciones laborales todo lo
que pueden. Entre otras labores.
Y claro, es difícil que un buen profesor -o uno normal- esté motivado para
educar adecuadamente a los alumnos si se le trata como basura.
Y aún así, increíblemente, alguno aguanta. Y lo hace bien. Por
vocación.
Pero son los menos. La mayoría, como no puede ser de otra manera,
se acaba quemando.
Ese es el “Sistema Educativo” en el que se escolariza -que no educa, no es lo mismo escolarizar que educar- a los niños y adolescentes castellanomanchegos.
Y así nos va.
Vejar: Maltratar, molestar, perseguir a alguien, perjudicarle o
hacerle padecer.
Humillar: Herir el amor propio o la dignidad de alguien.
P.D. Fina la ironía de que, un profesor que parte de su trabajo
es atender a los padres de sus alumnos en las tutorías
correspondientes, no pueda a su vez acudir a las tutorías de sus
hijos. Tengo que reconocer que esta vez se lo han currado los
mandamases de la Junta.
Les costará superarlo... pero seguro que lo
harán.
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