Cuesta entender que,
a estas alturas de la película, varios millones de españolitos de a
pie todavía mantengan su apoyo al “partido de la corrupción”.
Más aún teniendo una alternativa ideoĺógica prácticamente
idéntica a la que trasladar su apoyo.
Lo cierto es que los
votantes fieles del PP tienen sus razones. Motivos diferentes a que
“son idiotas” o que “son malas personas”, como algunos
repiten irreflexivamente por ahí. Yo destacaría el miedo,
fundamentalmente, el voto útil y el conservadurismo -por la edad-.
Sin embargo, pese a
existir esos y otros motivos para votar al PP, muchos no-votantes de
ese partido piensan que es evidente que la corrupción generalizada
es lo suficientemente nociva como para anular cualquier otra
consideración, y no entienden cómo los votantes del PP no lo ven.
Y sin embargo, no es
tan difícil de entender.
Si una persona vota
al Partido X -el que sea-, es porque piensa que los demás son peores
opciones.
De perogrullo, ¿no?
La información que
maneja el votante del PP le lleva a considerarlo la mejor opción -o
al menos, la menos mala-.
Y de igual manera,
la información que maneja el votante de, por ejemplo, Podemos, le
lleva a considerarlo la mejor opción -la menos mala-.
Y con los demás, lo
mismo.
Es tan sencillo como
eso. La gente vota en función de la información que tiene.
Y... ¿por dónde
llega esa información a las personas?
Obvio también: por
medio de los grandes medios de comunicación. Especialmente, la televisión.
Los medios de
manipulación del Régimen aportan la motivación necesaria y
suficiente para mantener el volumen actual de votos concentrado en un
reducido grupo de partidos.
Unos medios dirigen los votos a unos
partidos, otros a sus presuntos competidores.
Y la gente hace lo
que le dicen los medios que escogen para ser informados.
Y, en consecuencia,
para unos pocos millones de personas, el PP no es el “partido de la
corrupción”. Saben de sobra que hay corrupción en el PP, pero en
los medios que siguen, a este factor se le resta importancia,
mientras que otros factores se exageran para hacerlos mucho más
relevantes de lo que son.
En cambio, para
muchos millones de no-votantes del PP, ese partido es el “partido
de la corrupción” y es lo peor de lo peor, porque así lo
califican los medios que siguen.
Y las dos cosas a la
vez no pueden ser ciertas.
La información que los medios proporcionan no describe fielmente la realidad. Sin ser necesariamente falsa en su totalidad, en su mayor parte es un conglomerado de medias verdades -esto es, la peor de las mentiras-. Es sesgada, parcial. En unos medios hacia un lado, en otros, hacia otro.
La información que los medios proporcionan no describe fielmente la realidad. Sin ser necesariamente falsa en su totalidad, en su mayor parte es un conglomerado de medias verdades -esto es, la peor de las mentiras-. Es sesgada, parcial. En unos medios hacia un lado, en otros, hacia otro.
Así, esa
información hace que la gente vote al PP. Y lo mismo reza para
los demás.
Y sí, si todos los
medios fueran objetivos, imparciales, libres, e informaran de la
verdad completa, por supuesto que apoyarían al PP cuatro gatos.
Pero si así fuera,
también apoyarían a Podemos cuatro gatos.
Y al PSOE. Y a C's.
Y a todos los demás.
Si los medios
dijeran la verdad completa, no votaría ni el Tato.
Pero como no la
dicen, 25 millones de españoles votan a los partidos. Al PP entre
ellos.
Sin democracia
mediática, no puede haber democracia política.
Lo llaman democracia, y nunca lo ha sido.
Lo llaman democracia, y nunca lo ha sido.
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