Ponferrada, martes
15 de agosto de 2017: un grupo de combativos ”usuarios de la
Sanidad Pública” lleva 23 días de encierro “contra la privatización de la Sanidad”, en el Hospital del Bierzo, centro de
referencia de su comarca.
Supongo que no
habréis sabido nada de ello, porque la noticia ha sido censurada en
la práctica totalidad de medios de comunicación, más allá de unas míseras menciones en medios locales. Y hay buenas
razones para ello.
Este encierro es un
ejemplo de cómo debería ser la lucha por nuestros derechos, a día de
hoy, en la España del 2017:
Una lucha a base de
ejercer presión en “la calle”, nuestro terreno, el lugar donde
hay que luchar, el lugar donde el pueblo puede tener fuerza.
No en las
instituciones, los parlamentos o los gobiernos, que no son nuestros,
ni nos representan, ni los controlamos, ni nos sirven. Ese es el
terreno del Poder económico, sus siervos, sus secuaces.
En los parlamentos tenemos todas las de perder. En la calle, tal vez, podríamos ganar.
Una lucha de ciudadanos, sin
partidos políticos, sin sindicatos de “representantes”,
organizaciones todas ellas al servicio del Poder económico. Son sus
herramientas, no las nuestras. Y su finalidad es precisamente
llevarnos a su terreno, las urnas -al paso que nos dividen-, y
sacarnos del nuestro, la calle.
Una lucha haciendo daño donde duele, sacando a la luz las vergüenzas del Régimen, aquello que se quiere ocultar. Y no sólo me refiero al maltrato inhumano y criminal a las personas, sino sobre todo a la causa, a esa privatización sibilina de la Sanidad, legalmente refrendada, que tiene lugar desde hace muchos años ya, en todas partes, y que TODOS los partidos políticos apoyan y han apoyado siempre (Ley 15/97, Unidades de Gestión Clínica...).
Y finalmente, una lucha sin plazo,
una lucha de duración INDEFINIDA.
No puede haber más
plazo de finalización de la lucha que el de la consecución de las
reivindicaciones, esto es, en este caso, la garantía y consolidación
de nuestros derechos.
Al contrario de las
inútiles manifestaciones puntuales o huelgas de un día, acciones
todas ellas sin fuerza alguna que no ejercen la menor presión sobre
el Poder.
Ponerle plazo a una
huelga, o a un encierro, no tiene el menor sentido, porque huelgas y
encierros son una acción de desgaste, esto es, que gana el que más
aguanta. Se puede decidir de antemano cuándo se inician, pero no
cuándo se terminan.
Ponerle plazo a una
huelga, o a un encierro, o a una acción cualquiera, equivale a
anunciar al enemigo cuándo se nos acaba el fuelle, cuándo nos vamos
a dar por derrotados.
Así que ahí
tenéis, así es como se lucha.
O casi, porque la
lucha, para ser eficaz, necesita todavía algo más.
Pero
por hoy me quedaré con lo positivo. Con el ejemplo que nos da esta
“Asamblea de Usuarios de la Sanidad Pública de El Bierzo y
Laciana”.
Si quisiéramos cambiar las cosas, lo que están haciendo en el Hospital de El Bierzo, tendríamos que hacerlo en todas partes.
Bravo por ellos.
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